¿Cómo involucramos a más empresas para firmar un compromiso social permanente?

A medida que se acerca la Navidad, ese espíritu de generosidad y solidaridad se despierta en muchas personas y empresas, impulsando diversas iniciativas de voluntariado y colaboración en beneficio de los más necesitados.

Es común ver a empresas, grupos y particulares que se suman a campañas de apoyo para quienes más lo necesitan, llevando su ayuda a hogares y centros de la Fundación Hogar de Cristo.

Sin embargo, estas acciones, aunque loables y necesarias, no debe limitarse a un tiempo específico del año: debe ser un compromiso permanente, que refleje una verdadera transformación en la forma en que las empresas se relacionan con las comunidades y su entorno.

Este concepto de compromiso social y responsabilidad empresarial fue formalizado en 2006, en Estados Unidos y Canadá, con el surgimiento de las empresas B y el desarrollo de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que propone que las empresas no solo deben enfocarse en la maximización de sus ganancias, sino también en generar un impacto positivo en la sociedad y en el medio ambiente.

Lo que buscan las empresas B es equilibrar sus objetivos económicos con una fuerte preocupación por el bienestar social y ambiental, promoviendo el desarrollo sostenible y la justicia social a largo plazo.
A pesar de que muchas empresas destinan parte de sus ganancias a causas sociales, aún persiste la sensación de que estas son acciones puntuales, impulsadas por alguna festividad o por un interés de marketing estratégico.

Pero la verdadera RSC exige más que un gesto esporádico: requiere un compromiso sostenido, continuo y significativo, que implique una colaboración con un impacto real y duradero.

Un claro ejemplo de esta visión es la Funeraria del Hogar de Cristo, que ha logrado su certificación como una empresa B, fortaleciendo su modelo de negocio e implementando prácticas que generan un impacto positivo tanto en el medio ambiente como en la sociedad.

Dentro de sus iniciativas se destacan la sustentabilidad e innovación en sus productos y la implementación de programas de voluntariado corporativo. Sin embargo, lo que verdaderamente distingue a la Funeraria del Hogar de Cristo es que, a través de sus utilidades, financia de manera continua programas de la Fundación Hogar de Cristo, que cada año atiende a más de 43,000 personas en situación de pobreza y vulnerabilidad social.

La Funeraria del Hogar de Cristo también ofrece, a lo largo del año, servicios funerarios gratuitos para personas sin recursos. Y, desde 2008, en colaboración con el Parque del Recuerdo, entrega sepulturas gratuitas a los mortinatos y neonatos de hospitales públicos y clínicas privadas de la Región Metropolitana, brindando un acompañamiento digno a aquellas familias que atraviesan el dolor de perder a un hijo. Este tipo de acciones reflejan un compromiso real y profundo con la comunidad, donde el bienestar de las personas está por encima de los intereses comerciales.

Este modelo de integración de la Funeraria del Hogar de Cristo demuestra que el compromiso social no debe ser una moda ni una estrategia publicitaria, sino una práctica esencial para el futuro de las empresas, que deben entender que su éxito no debe medirse únicamente por sus ganancias, sino también por el impacto positivo que generan en la sociedad.

La responsabilidad social debe dejar de ser una acción aislada o un simple gesto de buena voluntad para convertirse en una práctica cotidiana, que transforme la manera en que las empresas interactúan con el mundo, tal como lo viene haciendo la Funeraria del Hogar de Cristo.


Por Juan Pablo Rogers, Gerente General de Funeraria Hogar de Cristo

Fuente: Portal Puente Alto